Si la causa no va a juicio oral este año, empezarán a correr las prescripciones. Y estos criminales no sólo podrían quedar en libertad, sino que hasta estarían en condiciones de iniciar ellos un juicio a sus víctimas." Estas palabras, pronunciadas casi sobre el final del especial El cerco, producido por Cuatro Cabezas, que emitió Telefé (lunes a las 23), resignificaron un trabajo de muchos años llevado a cabo por Patricia Isasa, detenida y torturada en Santa Fe durante la última dictadura militar, cuando apenas tenía 16 años.
CLARIN/ESPECTACULOS/Fernanda Longo
PASO A PASO. Patricia Isasa recorrió cada uno de los sitios en los que estuvo cautiva.
"Ni arrepentimiento ni culpa" fue, en cambio, la terminante respuesta del ex juez federal Víctor Brusa, actualmente detenido por la causa de Isasa. Y los mecánicos tics de su rostro completaron el sentido visceral de su frase. El documental dio cuenta de la investigación que viene llevando a cabo desde hace más de una década, por su cuenta y con sus propios recursos, Patricia, que hoy tiene 46 años, para encontrar a quienes la torturaron y la mantuvieron secuestrada durante dos años en su provincia. La comisaría 1era, la 4ta y la Guardia de Infantería Reforzada (GIR) de Santa Fe fueron sus lugares de detención, que compartió con otros ex militantes entre el 76 y el 78, cuando la liberaron.
LA INVESTIGACION COMENZO EN EL 97’
La investigación comenzó en 1997, cuando de regreso a Santa Fe después de haber vivido mucho tiempo en el exterior, Patricia descubrió, por casualidad, que sus torturadores no sólo estaban libres, sino que impunemente ocupaban cargos públicos.
Con el afán de desenmascararlos, empezó a buscar testimonios, documentos, pruebas para reconstruir la participación directa que habían tenido en su secuestro y desaparición. Ellos son el ex juez Brusa, Mario Facino, a cargo de la comisaría 4ta cuando Isasa estuvo detenida allí, y Eduardo Ramos, que realizaba tareas de inteligencia por aquellos años y luego pasó a la carrera política. Lo más valioso del documental fueron los testimonios de los propios acusados, hablando tranquilamente a cámara, negando, pero también admitiendo en muchos casos su participación en los hechos de los que se los acusa.
El recorrido por cada uno de los sitios en los que Patricia estuvo cautiva durante más de dos años, varios de ellos conservados intactos, acompañado por el relato en primera persona y los testimonios de otros compañeros de cautiverio que lograron salir con vida completó el valioso material.
Congelada por las leyes del perdón e ignorada por el gobierno de Fernando de la Rúa, la causa se reabrió recién en 2002, gracias a la colaboración del juez español Baltasar Garzón (a quien Isasa fue a ver personalmente) y de organismos internacionales de derechos humanos. El juicio, postergado y aún pendiente, es la prueba irrefutable de una justicia lenta y deficiente.