Magistratura: críticas e ironía en el descargo del juez Brusa

DEBATEN SI LLEVARLO A BRUSA A JUICIO POLITICO

El juez de Santa Fe, Víctor Brusa, negó ante el Consejo de la Magistratura que haya hecho firmar confesiones arrancadas bajo tortura a personas detenidas durante la dictadura. Aunque Brusa parece enfrentar un riesgo más concreto de ir a juicio político por otro motivo: un juez lo considera sospechoso de haber atropellado con su lancha y abandonado a un nadador, en una laguna santafesina, en 1997.
CLARIN/DANIEL GUTMAN

Con cuestionamientos hacia sus acusadores, y también una dosis de ironía, el juecez federal BRUSA se declararon ayer inocente de las acusaciones que pesan sobre ellos y que los enfrentan a la posibilidad de sendos juicios políticos.

Brusa fue acusado por varios ex detenidos de haber colaborado con la represión ilegal, cuando era, primero, empleado y luego secretario del juzgado que hoy encabeza. Incluso, su nombre figura en el informe de la Conadep y está procesado por el juez español Baltasar Garzón.

En un descargo leído, de más de una hora, Brusa le negó facultades al Consejo para acusarlo por su actuación en la década del 70, ya que su designación como juez fue recién en 1992.
Todo cuestionamiento basado en hechos anteriores resulta ilegítimo, dijo. Recordó, incluso, que el Senado le dio acuerdo, a pesar de que un grupo de diputados intentó impedirlo, precisamente vinculándolo con la represión.Varios de los consejeros estarían de acuerdo en este punto con Brusa.

Abriríamos un precedente muy delicado, si empezamos a revisar conductas de los jueces anteriores a su nombramiento, dijeron a Clarín consejeros de distintos sectores.Por eso, el diputado Melchor Cruchaga (UCR) hizo hincapié en la causa del accidente en la laguna, y lo mismo podría hacer el Consejo.

Brusa negó terminantemente haber atropellado al nadador.
Con respecto a su actuación en los años 70, Brusa aseguró que nunca interrogó a una persona detenida ilegalmente y descalificó a quienes lo acusaron.
Es francamente ridículo decir que un sistema represivo como el de aquellos años necesitaba de un empleado judicial para arrancar falsas confesiones, afirmó